Tener la
fortuna de conocer personas, es una forma más que tiene Dios de enseñarnos
cuánto nos ama.
Sé que les
parecerá algo obvio “conocer personas”, pues según algunos eso lo hacemos todos
los días…pues para mí, la verdad resulta un tanto más complejo que eso…
Conocer personas
para mí, es tener la bendición de conocer un corazón y poder mirar y sentir de cerca,
cuánto brilla su alma…sin importar su edad física, su apariencia, su dinero o
su trabajo. Compartir con cada uno de ellos y quedarme con un retazo de su
sabiduría, ha sido por lejos el mejor regalo. A todos ustedes Gracias!!!
Ha de ser por
eso que todas las despedidas me causan profunda tristeza, pues abrazar un
recuerdo no se compara con poder mirarlos, escucharlos o sentirlos. Aun así van
conmigo…
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